Animación a la lectura


ÍNDICE
 
1. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………...2
2. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA…………………………………………….3
            2.1 ¿Qué es la animación a la lectura?
            2.2 Objetivos Generales
            2.3 Desarrollo histórico
            2.4 Contenidos
            2.5 Programas aplicados
            2.6 Estudio de la situación del tema antes/después de la LOGSE
            2.7 Características cognitivas en alumnos de educación primaria
            2.8 Teoría sobre la cognición de Piaget
            2.9 Estrategia y metodologías que se ponen en práctica
            2.9.1 La metacognición: 2.9.1.1 La metacognición en la lectura
3. DESCRIPCIÓN DEL CONTEXTO……………………………………………36
3.1. Descripción del institucional
3.2. Descripción del entorno
3.3. Detección de necesidades y establecimiento de prioridades.
4. CONSTRUCCIÓN DEL PROGRAMA………………………………………..39
4.1 OBJETIVOS
            4.1.1 Generales
            4.1.2 Específicos
            4.1.3 Personales
 4.2. CONTENIDOS COMPETENCIALES
 4.3. ACTIVIDADES
             4.4 MATERIALES
             4.5 METODOLOGÍA
             4.6 EVALUACIÓN
5. TEMPORLIACIÓN……………………………………………………………71
6. APLICAIÓN DEL PROGRAMA-CONCLUSIONES………………………..89
            6.1 Aplicación del programa
            6.2 Conclusiones
7. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………….91
8. AGRADECIMIENTOS………………………………………………………..92
9. ANEXO………………………………………………………………………...93
1.     INTRODUCCIÓN:
 
            Proporcionar a las personas la posibilidad y los medios para leer más y mejor es uno de los modos principales de facilitar su acceso a la cultura y a la civilización. En efecto, el hombre primitivo solo puede recordar sus experiencias personales, limitadas, o las de su comunidad, registrada en las leyendas, las anécdotas o los proverbios; pero no puede participar en la historia de la humanidad. Leer es entrar en comunicación con los grandes pensadores de todos los tiempos. Leer es tomar contacto con las preocupaciones del hombre, con sus logros, y con sus proyectos; es vivir con los demás, es aprender. Leer, antes que nada, es establecer un dialogo con un autor: comprender su pensamiento, descubrir su propósito, hacerle preguntas y tratar de hallar las respuestas en el texto. Leer es también relacionar, criticar o superar las ideas expresadas; no implica aceptar tácitamente cualquier proposición, pero exige del que va a criticar u ofrecer otra alternativa, una comprensión cabal de lo que esta valorando o cuestionando.
Hemos decidido encaminar este trabajo con la lectura, ya que creemos que esta tiene una gran importancia en el proceso de desarrollo y maduración de los niños. Desde hace unos años se está notando un creciente interés de los padres por la lectura de sus hijos, quizá porque conocen  la relación que existe entre lectura y rendimiento escolar, aunque también el potencial formativo de la lectura va más allá del éxito en los estudios; la lectura proporciona cultura, desarrolla el sentido estético, actúa sobre la formación de la personalidad.
La intención de este trabajo es su aplicación en un centro educativo de Educación Primaria. El objetivo principal es el de fomentar la lectura entre sus alumnos de primaria, y con ello desarrollar la motivación necesaria para proporcionar mayores estrategias lectoras entre el alumnado.
 
 
 
 

2. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA:
 
“Un libro abierto es un cerebro que habla;
Cerrado, un amigo que espera;
Olvidado, un alma que perdona;
Destruido, un corazón que llora”
(PROVERBIO INDIO)
 
            El aprendizaje del lenguaje es una ardua tarea y su adecuada adquisición va a condicionar el aprendizaje de la lectura. Aprender a leer supone un gran esfuerzo porque el vehículo empleado debe ser un lenguaje simbólico que es abstracto y arbitrario. Es, por tanto, una ardua tarea que requerirá de una gran motivación que la facilite. La lectura es una habilidad básica no sólo importante sino imprescindible en sociedades complejas como la nuestra, “caracterizada por la extensión y diversidad de usos de la lengua escrita: 1) Uso práctico o funcional de la lengua escrita en términos de adaptación a una sociedad moderna y urbana que hace constante uso de esa lengua para la vida cotidiana; 2) El uso de la lengua escrita como potenciación del conocimiento, como progreso individual o colectivo (...); 3) El uso de la lengua escrita como acceso al placer estético a través de los usos formales y poéticos del escrito (Colomer y Camps, 1992; Sánchez y Torres, 1997). En este contexto se hace imprescindible la actuación de educadores, padres y diversas instituciones para fomentar el placer de leer. “La tarea de la escuela en esta cuestión es la de despertar un grado de sensibilidad tal que proporcione al niño el placer de leer” (Hueco, 1999), aunque no sea la única vía de aprendizaje.
 
            El escolar ha de adquirir la capacidad de interpretar correctamente el pensamiento de los demás mediante la comprensión oral, la capacidad de interpretar lo leído a través de la comprensión lectora y la capacidad de expresar sus pensamientos oralmente o por escrito: expresión oral y expresión escrita. Objetivos de la lectura:
-        Despertar el placer por la lectura.
-        Adquirir nuevos conocimientos.
-        Desarrollar la personalidad.
-        Comprender una serie de valores morales: solidaridad, respeto, tolerancia, respeto a otras culturas...
-        Aprender a estudiar, al complementar la lectura con diversas técnicas de estudio.
-        Despertar la imaginación y la fantasía, introduciéndole en otros mundos: reales o fantásticos.
-        Enriquecer el vocabulario. Se favorece la comprensión oral y la expresión oral y escrita.
-        Favorecer la conversación y la comprensión.
-        Mejorar la elocución mediante la realización de lecturas expresivas.
-        Fijar la ortografía de las palabras.
-        Facilitar la producción de textos orales y escritos.
-        Vivir los hechos históricos y el mundo actual.
-        Desarrollar valores estéticos. Descubrir la belleza del lenguaje, seleccionando bien los textos: narraciones, recitaciones, dramatizaciones...
 
Los medios audiovisuales –cine, televisión, vídeo, fotografía, prensa infantil...- poseen en nuestra sociedad una gran capacidad de persuasión, un gran poder motivador, a la par que regula las informaciones, tendencias, opiniones y gustos, que los niños y niñas de estas edades asumen acríticamente al no disponer de recursos que les ayuden a discutirlos y contrarrestarlos. Imponen gustos, personajes, absorben la mayoría del tiempo libre de los alumnos y hacen que las niñas/os lean muy poco en sus hogares.
 
            2.1 ¿Qué es la animación a la lectura?:
La animación a la lectura es un conjunto de programas y actividades de promoción de la lectura que intenten despertar en el lector deseos de leer, capacitarle para abordar todo tipo de textos: informativos, científicos, literarios, etc. y les permita el poder encarar múltiples situaciones de lectura:
·       “Para satisfacer su curiosidad.
·       Para desarrollar una investigación.
·       Para resolver una consulta puntual.
·       Para dar respuesta a intereses personales.
·       Para simplemente, poner en marcha su imaginación” (Flores, 1992).
            Por tanto, la labor de animación a la lectura, consistirá en un conjunto de acciones tendentes a favorecer el acercamiento del lector a los libros y asegurar su crecimiento como lector. Es importante que estas actividades o acciones se inserten en un proyecto de lectura asumido y apoyado por la biblioteca y que responda a un proceso de planificación y revisión periódica. Ya entrados en materia, cabe decir, que este objetivo solo se conseguirá a través de un proceso gradual y continuado.

            2.2 Objetivos generales:
 
            El objetivo general que pretende conseguir la animación a la lectura es el de desarrollar en el niño el hábito lector, de manera que la lectura se convierta en una actividad placentera elegida libremente.
Pero al mismo tiempo también buscamos alcanzar objetivos más concretos:
-      Que descubra el libro físicamente, iniciándose de forma paralela en el lenguaje de la imagen.
-      Que relacione lo oral y lo escrito dando paso a la lectura como un ejercicio posterior.
-      Que los niños desarrollen la capacidad de escuchar, comprender y retener.
-      Que comprenda lo que dice el libro completo.
-      Que desarrolle su capacidad analítica y creativa: repetir y recrear a partir de lo contado.
-      Que evolucionen de una lectura pasiva a una activa, incorporando este aprendizaje en su vida cotidiana.
-      Que logren otras formas de comunicación no estereotipadas a partir de la recreación y la invención.
-      Que reflexionen sobre los valores y actitudes que encierran los libros con espíritu crítico.
-      Que el niño descubra la diversidad de los libros.
-      Que conozcan otras experiencias diferentes a las que ellos han vivido.
-      Que les sirva la lectura como estímulo para superar los propios problemas.
-      Ampliar su visión del mundo, abrir su mente a otras realidades y culturas, con actitud de respeto.
-      Que se introduzca al niño en la literatura a través de la lectura: que pueda comprender, que además pueda gozar y que le permita reflexionar.
Así, si se cumplen estos objetivos, la lectura acabará educando el sentido crítico del niño, contribuirá al desarrollo de su personalidad y le preparará para la vida.
           
El término de “animación” es utilizado, cada vez más conscientemente, aplicado a la lectura debido a la necesidad que impera en la sociedad actual de revitalizar su práctica con un doble objetivo: como una posibilidad placentera de ocupar el tiempo libre y para desarrollar un espíritu crítico. En relación al primer objetivo, cabe destacar que la lectura entre los niños/as debe “ocupar su tiempo libre como un juego divertido para disfrutar de su ocio”, es decir, que debe fomentarse como una vía más de distracción dentro de una gama amplia de juegos. “Sabemos que el número de horas de ocio de que el hombre dispone va aumentando a medida que se desarrolla la sociedad” (Hueco, 1999), por lo que se impone la necesidad de dirigir la tarea educativa hacia la correcta y provechosa ocupación en esas horas que el hombre va a emplear en su descanso y esparcimiento.  Y es que “el primer objetivo de la lectura en tiempo de ocio” debe ser “divertir” (Pérez y Gata, 1997). En relación al segundo objetivo, podríamos destacar que “en la era de innovaciones tecnológicas incesante que nos ha tocado vivir, el libro sigue siendo el método indispensable para acceder a la cultura” (Basanta, 1990). Una cultura a la que hay que acceder con un espíritu crítico, en el que la lectura de libros, obras de diferentes tipos de pensamiento, historia que fomente el crecimiento interior,... deben formar un conjunto de armas imprescindibles.
 
Un cuento, una novela compartida crea un importante vínculo entre el lector y el libro, pero también entre el lector y el mediador.
Desde un nuevo paradigma educativo es de vital importancia crear un espacio en que tanto los alumnos como el profesor/a se sientan libres y deseosos de expresar lo que sienten, lo que piensan. Un lugar de intercambio y por qué no de discusión, en que la palabra del estudiante goce del mismo respeto que la del docente y dónde la búsqueda de valores tenga que ver con un encontrarse a sí mismo. Maslow decía que la mejor forma que una persona tiene de averiguar lo que debe hacer, es descubrir quién es y qué es, porque el camino hacia decisiones éticas y de valor, hacia elecciones más acertadas, hacia lo que debe ser, pasa por "lo que es ", por el descubrimiento de hechos, de la verdad, realidad y naturaleza de su propia persona.
“Ésta es la función terapéutica de la narrativa y la razón por la cual los hombres, desde los orígenes de la humanidad cuentan historias. Que es, al fin, la función de los mitos: dar forma al desorden de la experiencia” (Smith, 1997).
Como en general el sistema educativo ha valorado más la postura eferente, es decir el leer para retener, para aprender ha descuidado la postura estética y parece no dar importancia a lo que el lector siente, vive durante la lectura. “Revalorizar una lectura estética significa respetar una opción educativa, que sin descuidar el saber, procura el desarrollo armónico del ser” (Palma, 2002).
           
La sociedad necesita y valora la cultura, los conocimientos y la forma de acceder a ella; “pero, contradictoriamente, no favorece las condiciones que requiere la lectura, el principal medio de acceso: el sosiego, el silencio, la tranquilidad de espíritu, el gusto por desentrañar el sentido de un texto, el pensamiento crítico,...” (Sanz, 1993). Más bien la preocupación se centra, y sobre todo esto se ve en las escuelas desde Primaria, el tema de la velocidad lectora.
           
Animar o incitar a un niño o joven a leer es introducirlo en una aventura en la que se sienta protagonista, a partir de la identificación con los personajes de ficción. La animación a la lectura consiste, pues, en una actividad que se propone el “acercamiento y la profundización en los libros de una forma lúdica, creativa y placentera” (Flores, 1992). Hay que tener claro que, mientras en el aprendizaje de la lectura se considera una competencia técnica, el hábito lector constituye un comportamiento, en cuyo caso el placer se entrelaza el entorno con las necesidades internas. Efectuar animaciones en torno al libro es, precisamente, buscar los métodos que permitan al niño adquirir un comportamiento lector” (Poslaniec, 1990). Se trata de que realicen una lectura profunda y viva, frente a la lectura pasiva que se limita a descifrar los caracteres impresos.
 

            Hay  otros autores que, en la misma línea que los anteriores, entienden la animación a la lectura como “el conjunto de recursos y estrategias que facilitan el acercamiento de los niños y niñas a los libros de imaginación y a la literatura en general de un modo lúdico y placentero” (Fabuel, Gallardo y Mingo, 1999). Y estos recursos y estrategias deben responder a la demanda de la sociedad actual, que pide a gritos una “formación que desarrolle y fomente durante la infancia hábitos relacionados con el manejo creativo e inteligente de la palabra” (Hoster, 1997). Esta demanda supone la necesidad de poner en marcha proyectos de investigación y experimentación que orienten las líneas de actuación docente (entre otros posibles promotores de la lectura).

           
A la hora de realizar animación a la lectura, podemos definir una serie de objetivos: “desarrollar la capacidad de selección de los libros, la comprensión de los contenidos y la capacidad crítica” (Hueco, 1999). Al mismo tiempo, el animador debería tener en consideración que el momento dedicado para desarrollar las actividades sea particularmente festivo para los niños, así como que la realización de las mismas deberá situarse en un lugar diferente del habitual. Es muy importante separar la lectura de los libros de lectura obligada de aquellos que vayan a ser objetos de animación. “En un primer momento la animación lectora debe apoyarse en la audición de cuentos. Más tarde, la lectura en voz alta por un adulto modulando la voz, utilizando gestos y vocalizando correctamente” (Hueco, 1999). Incluir juegos y actividades. Poco a poco el niño irá aprendiendo a leer y la adquisición del hábito lector estará cercana.
           
Una forma muy original de definir cómo hacer odiar la lectura la podemos resumir en los siguientes apartados:
-    “Presentando el libro como una alternativa a la televisión”.
-        “Presentando el libro como una alternativa a las historias cómicas”.
-        “Diciendo a los niños de hoy que los niños de antaño leían de más”.
-        “Manteniendo que los niños tienen demasiadas distracciones”.
-        “Dando la culpa a los niños de que no prefieren la lectura”.
-        “Transformando el libro en un instrumento de tortura”.
-        “Negarse a leer al niño”.
-        “No ofreciendo una elección suficiente”.
-        “Ordenando leer” (Cela y Fluvia, 1998).
Y es que, como expresa Gianni Rodari, “el amor por la lectura no es una técnica, es algo bastante más interior y ligado a la vida, y con pezcones (manotazos en el pescuezo), reales o metafóricos, no se aprende”.
 
            2.3 Desarrollo histórico:
 
            “El fenómeno de la animación a la lectura surge en España como consecuencia de los años setenta” (Basanta, 1990). La nueva Ley General de Educación inicia la década, desarrolla orientaciones pedagógicas más progresistas y, frente a la lectura rígida y academicista, se proponen otras alternativas que permiten ejercitar la libertad de elección y desarrollar métodos más creativos a profesores, bibliotecarios y pedagogos, “que intentaban sembrar el hábito lector en sus pequeñas islas” (Hueco, 1999)). Los congresos y jornadas en torno a la literatura juvenil y la animación a la lectura empezarán a prodigarse desde fundaciones privadas, la Administración Pública, colectivos de enseñantes, ...
 
            2.4 Contenidos:
 
            Leer es bastante más que saber reconocer cada una de las palabras que componen un texto. Leer es un proceso activo de recepción de la información; “saber leer es saber avanzar a la par del texto, saber detectar pautas e indicios, ser capaz de integrar nuestras aportaciones (saberes, vivencias, sentimientos, experiencias, ...) para establecer inferencias de comprensión y, finalmente, elaborar su interpretación” (Mendoza, 1998); aunque podríamos añadir un último escalón, quizá más propio de mentes maduras: tener capacidad de anticiparnos a la información que leemos, es decir, ser capaz de realizar inferencias, muy semejante al término predicción, el cual lo podemos definir como “el descarte por anticipado de alternativas improbables” (Smith, 1997).
            Se puede leer movido por tres motivos, principalmente (Mendoza, 1998): para obtener información, para interactuar y/o para entretenerse.         En la lectura juega un papel muy importante el ojo (en el caso de las personas que disponen de la vía visual). “En la lectura los ojos no se desplazan suavemente a través de cada línea y hacia abajo por la página... ellos oscilan en rededor a saltitos y pequeños tirones que, en el caso de la lectura, reciben el nombre de saccades ... Y en la jerga asociada a la lectura, los intervalos en que el ojo entra en reposo se denominan fijaciones ... Cada fijación equivale a una ojeada” (Smith, 1997).
           
            El vocabulario no se aprende con el diccionario, sino leyendo buena literatura y hablando con gente que lo domina. “Tener un vocabulario rico posibilita el pensar, pues dicen los entendidos que pensamos y amueblamos nuestro pensamiento a base del engranaje de las palabras. Luego, a mejor dominio del vocabulario, mayor precisión en el pensar, mayor capacidad en el razonar y en la exposición de ideas y pensamientos” (Zapata, 1997).
 
            La Literatura infantil “es un género dentro de la literatura universal que, por estar en primer término dirigida a los niños, debe tener –además de una gran cantidad literaria- exigencias propias, adecuadas a la etapa psicológica de sus receptores naturales”. Condiciones que deben reunir los cuentos infantiles:
-        “Descripciones claras ágiles y cortas”.
-        “Diálogos frecuentes, igualmente rápidos, elaborados con frases que transmiten pensamientos completos en pocas palabras”.
-        “Acción ininterrumpida, que mueva la curiosidad. Conflicto que debe resolverse. Factor sorpresa”.
-        “Toda la cantidad de imaginación posible: sucesos aparentemente posibles, absolutamente imposibles. Fantasías e irregularidades narradas con claridad y naturalidad”.
-        “Atracción y entretenimiento. Las narraciones interesante cautivan la atención inestable de los niños. Ellos no atienden por compromiso u obligación”.
-        “Humor. Para los más pequeños, el humor de situación; para los mayores el humor verbal”.
-        “Momentos poéticos. Fórmulas de comienzo y cierre, adivinanzas, canciones, conjuros, estribillos. Poesía sencilla, pero no simple, que desarrolle estéticamente las imágenes, el lenguaje, la palabra, los sonidos, el ritmo” (Hoster, 1997).
Los vicios más corrientes de los que se peca: “aniñamiento, didactismo, paternalismo, cursilaeríay maravillismo” (Hoster, 1997).
Las tendencias actuales en la literatura infantil y juvenil son: cuentos ilustrados, fantasía, antiautoritarismo, humor, realismo, terror, ciencia ficción, relaciones sociales, novela histórica, novela policíaca y de misterio y biografía.
 
            Haciendo referencia al hábito lector algunas de las actitudes que lo favorecen son:
-        “Evitar frases como hay que,  deberías o tu obligación es.
-        “Ayudar a los niños a descubrir los secretos de los libros”.
-        “Buscar tiempo para lee”.
-        “No negarse a los niños cuando nos pidan que les leamos”.
 
Leer es hoy un acto complejo y que no se limita al libro; hay que capacitar al lector para que sepa interpretar y ser crítico con aquellos que lee.
            Hoy más que nunca se necesitan lectores críticos, capaces de discriminar y seleccionar. El papel de la biblioteca en este aspecto, debe ser entonces despertar y cultivar el deseo y el gusto por la lectura.
Hay que tener en cuenta, según se manifiesta en diversas investigaciones, que el “hábito lector no se consolida sólo en el ámbito escolar, sino que el modelo e influjo del ámbito familiar resulta también decisivo” (Mendoza, 1998).
 

Comprender un texto implica penetrar en su significado mediante la consecución de los siguientes logros:

1)     “Construir ideas con las palabras del texto (proposiciones)”.
2)     “Componer un hilo conductor entre las ideas (progresión temática)”.
3)     “Construir la jerarquía que hay (macroestructura)”.
4)     “Reconocer la trama de relaciones que articulan las ideas globales (superestructura)” (Sánchez, 1993).
 
Dicho con otras palabras, comprender es:
 
1)     “Decodificar el código escrito, dándose una comprensión automática”.
2)     “Decodificar un texto es requisito necesario pero no suficiente para comprender un texto escrito”.
3)     “Es un proceso a través del cual el lector elabora un significado en su interacción con el texto; esa interacción es el fundamento de la comprensión” (Cooper, 1990).
 
Aunque de forma más resumida podríamos indicar que “comprendemos un texto cuando, mediante la decodificación, accedemos a su sentido, reconstruimos en nuestras mente un texto paralelo al leído y le dotamos de sentido” (Sanz, 1993). Para que la comprensión no requiera un esfuerzo supremo, existen unas “estructuras estables de conocimientos que denominamos esquemas. Éstos “contribuyen a la comprensión del entorno, permiten realizar inferencias, dirigen el análisis de la realidad y organizan el recuerdo  (Sánchez, 1993). Además, para que se produzca la comprensión son requisitos indispensables: “conversión del grafismo en fonemas, entender cómo el autor ha organizado las ideas del texto y relacionar las ideas del texto con la información existente (conocimientos previos)” (Cooper, 1990).
           
            A continuación presentamos una tabla comparativa de las estrategias de los inmaduros/competentes lectores (Sánchez, 1993).
mala comprensión
buena comprensión
Estrategia de listado.
Estrategia de “suprimir y copiar”.
 
Deficiencias en la progresión temática.
Lectura basada en el texto.
 
Deficiencias en la supervisión y autorregulación de la comprensión.
Estrategia estructural.
Uso de las estrategias de selección, generalización e integración.
Progresión temática.
Lectura basada en la interacción texto-conocimientos previos.
Uso flexible y adaptado de las estrategias y procesos de comprensión.
 
            Para desarrollar un programa de comprensión en el aula, incluir:
 
-Lectura global.
-Títulos. Repaso.
-Organización. Localización de los componentes.
-Construcción del esquema.
-Construcción del significado.
-Autopreguntas.(Sánchez,1993).


 
            Entendemos como decodificación la “capacidad de reconocimiento de palabras. Su dominio implica aprender a discriminar e identificar las letras aisladamente, formando grupos y, sobre todo, significa que se posee la capacidad para identificar cada palabra como una forma ortográfica con significado y también de atribuirle una pronunciación. Para poder decodificar con éxito, el niño tiene que entender cómo se relacionan los símbolos gráficos con los sonidos y adquirir los procedimientos de lectura de palabras” (Defior,1996).


            En cuanto al papel del profesorado existen nueve reglas de enseñanza de la lectura que no hay que seguir:

 

1.     Promover un dominio precoz de las reglas de la lectura.

2.     Garantizar que las habilidades fonéticas sean adquiridas y utilizadas.

3.     Enseñar letras o palabras una a una, asegurándose de que cada una es bien aprendida antes de seguir adelante.

4.     Convertir la lectura de cada palabra a la perfección en un objetivo prioritario.

5.     Desincentivar la adivinación: insistir en que los niños y niñas lean cuidadosamente.

6.     Insistir en la lectura a la perfección.

7.     Corregir los errores de inmediato.

8.     Identificar y tratar a los lectores problemáticos lo más temprano posible.

9.     la Aprovechar cada oportunidad durante la enseñanza de la lectura para mejorar la ortografía y expresión escrita, e insistir al mismo tiempo en que los alumnos/as hagan el mejor uso posible del idioma.

 

El momento de narrar o leer a los niños puede constituir una ocasión especial en la construcción de la relación interpersonal entre adulto y niño/a. (Cardarello, 1999).

 

            2.5 Programas aplicados:

 

El verdadero sentido de todo proyecto de promoción de la lectura es posibilitar el salto cualitativo desde el saber leer, garantizado por una educación de base, hacia el querer leer, de modo gratuito y libre. Esta perspectiva confiere al trabajo de animación a la lectura una idea de proceso que ha de iniciarse en las edades más tempranas (de ahí que estos proyectos mayormente estén dirigidos a los niños), y en el que intervienen otros entes como son la familia, la escuela, etc., el  entorno social en definitiva.
            En términos generales, y a modo de ejemplo, podemos citar algunas programaciones llevadas a cabo por diferentes estamentos o instituciones:

 

-        Talleres de Animación a la Lectura y Cuentacuentos impartidos en diferentes bibliotecas públicas de Sevilla (provincia y municipios) como en Dos hermanas, B. P. El Esqueleto (Las Tres Mil Viviendas), B.P. Blas Infante (Sevilla Este),..., así como en diferentes lugares de España, donde la promoción de la lectura se entiende, sobre todo desde el estatus político, como una necesidad básica de nuestra sociedad.

-        La Fundación Verbum (Pza/ Cristo de Burgos, 29, Sevilla) ofrece desde sus instalaciones Talleres de Animación a la Lectura.

-        Diferentes centros escolares ofertan a sus alumnos actividades para el fomento de la lectura (Portaceli, ...)

 

 

            2.6 Estudio de la situación del tema antes / después de la L.OGSE:

 

Existe una situación diferente antes y después de la implantación de la LOGSE en el sistema educativo.

 

            2.6.1 Situación de la animación a la lectura antes de  la LOGSE:

 

Para que comienza a hablarse de la  animación a la lectura en España nos tendremos que remontar a la Ley General de Educación (LGE) de 1970 (Basanta 1990).

 

            2.6.2 Situación de la animación a la lectura con la LOGSE:

 

            En Educación Infantil el Diseño Curricular Base establece seis grandes bloques de contenido dentro del Área de Comunicación y Representación, y señala: ”El  tratamiento educativo de la lectura y la escritura, antes de la educación obligatoria, suele ser objeto de dos actitudes marcadamente contrapuestas:

-      Una, en la que se rechaza la presencia de estos contenidos so pretexto de que los niños y niñas no han alcanzado la madurez suficiente para alcanzar su aprendizaje.

-      Otra, en la que se trata por todos los medios de que los niños se incorporen a la educación obligatoria con esos aprendizajes conseguidos” (Hueco, 1999).

 

La opción que se toma en este Diseño Curricular Base no coincide con ninguna de estas actitudes, sino que opta por un planteamiento en el que se preste atención, al mismo tiempo, a lo que son las capacidades de los niños y niñas de esta etapa, y a lo que son las exigencias a las que tendrá que hacer frente en el primer ciclo de la escolaridad obligatoria.

Antes de llegar a la enseñanza de la lecto-escritura hay que realizar numerosas actividades y juegos de expresión y comprensión oral, sensoriales, lógico-matemáticos, etc., para desarrollar en la niña/o su capacidad comprensiva”. (Aller y Núñez, 1998).

            “El primer acercamiento literario que realiza el niño de Educación Infantil será a través de:

 

-        La tradición oral: cuentos y breves poemas (retahílas, adivinanzas, ...)

-        Poemas que le llegan, también, por vía oral.

-        Breves relatos y cuentos en los que lo fundamental es la ilustración y que requiere la colaboración del adulto para su lectura.” (Salmoral, 1996). Es importante que se produzca el acercamiento en edades tempranas de la literatura oral, dado que “supone para el niño un primer contacto con la belleza de la palabra, aun antes de que domine suficientemente su lengua” (Salmoral, 1996). De esta forma, las narraciones, cuentos, historias, poesías le proporcionan además de un placer estético- lúdico la oportunidad de favorecer el desarrollo de su lenguaje. “Los cuentos, como recurso educativo, poseen un valor muy importante a estas edades, dado que:

 

-        Proporcionan un acercamiento a la cultura.

-        Satisfacen las necesidades cognitivo-afectivas de los niños/as.

-        Ponen en contacto al niño con un lenguaje más culto y elaborado.

-        Favorece el desarrollo de la imaginación y la fantasía.

-        Estimula la memoria.

-        Favorecen el desarrollo del lenguaje, de la propia identidad, del pensamiento simbólico del niño/a, así como el conocimiento del mundo natural y fundamentalmente social.

-        Estimulan la interpretación de imágenes.

-        Es un importante recurso globalizador.” (Salmoral, 1996).

 

            En Educación Primaria hay una serie de objetivos seleccionados (Enseñanzas Mínimas, 1991) que tienen que ver directamente con la facilitación de una mayor y progresiva competencia comunicativa, dentro de los cuales hemos seleccionados los más afines al tema que nos ocupa. Estos objetivos son:

1)     “Comprender discursos orales y escritos, interpretándolos con una actitud crítica y aplicar la comprensión de los mismos a nuevas situaciones de aprendizaje”.

2)     “Explorar las posibilidades orales y escritas de la lengua para desarrollar la sensibilidad estética, buscando cauces de comunicación creativos en el uso autónomo y personal del lenguaje”.

3)     “Reflexionar sobre el uso de la lengua, comenzando a establecer relaciones entre los aspectos formales y los contextos e intenciones comunicativas a las que responden, para mejorar las propias producciones”.

Y sobre todo:

4)     “Utilizar la lectura como fuente de placer, de información y de aprendizaje y como medio de perfeccionamiento y enriquecimiento lingüístico personal” (Vidal y Manjón, 1996).

 

En Educación Secundaria Obligatoria, desde el marco de la educación formal, el objetivo primordial de la animación a la lectura, el objetivo primordial de la animación a la lectura coincide con uno de los objetivos del área de Lengua castellana y Literatura marcados en el Currículum Oficial establecido por el Ministerio de Educación para la Educación Secundaria obligatoria: “Beneficiarse y disfrutar autónomamente de la lectura y de la escritura como formas de comunicación y como fuentes de enriquecimiento cultural y de placer personal” (MEC, 1992). Las estrategias y recursos utilizados facilitarán la consecución de otro de los objetivos generales que los alumnos/as deben desarrollar en esta segunda etapa:

 

-        “Comprender discursos orales y escritos, reconociendo sus diferentes finalidades  y las situaciones de comunicación en que se producen”.

-        “Interpretar y producir textos literarios y de intención literaria, orales y escritos, desde posturas personales críticas y creativas, valorando las obras relevantes de la tradición literaria como muestras destacadas del patrimonio cultural”.

 

Las actividades de animación a la lectura pretenden alcanzar los siguientes objetivos:

 

-        Entender la lectura como una experiencia vital.

-        Evolucionar de una lectura pasiva y puramente narrativa a una activa y proyectiva, relacionando lo leído con el entorno cercano y las propias inquietudes.

-        Estimar las producciones literarias como bien cultural y como acto de comunicación en el que fácilmente se puede pasar de representar el papel de lector-destinatario al de autor-emisor de nuestros propios juicios y textos de recreación.

-        Adquirir otras formas de comunicación no estereotipadas a partir de técnicas creativas en el campo de la lectura y la escritura.

-        Desarrollar una conciencia crítica y selectiva en relación con las lecturas.

-        Reflexionar sobre los valores y actitudes que encierran los libros.

-        Adquirir una sensibilidad estética, tanto en el plano literario hacia la manifestación artística que presentan las ilustraciones.

 

Tales objetivos quedan contemplados dentro de las líneas marcadas por el Ministerio en el Currículum Oficial. Este documento hace explícito, además de los objetivos generales, los contenidos que deben ser contemplados en cada una de las áreas; estos últimos se dividen en tres apartados: conceptuales, procedimentales o destrezas y actitudinales.

 

El área de Lengua y Literatura puede organizarse estructurando las capacidades y los contenidos en torno a tres ejes vertebradores que, a su vez, son complementarios:

 

-        Capacidad de comprensión y expresión de discursos orales y escritos.

-        La reflexión lingüística.

-        El texto literario.

 

Con respecto a este último eje “la interpretación del contenido y la forma de un texto literario supone asegurar en el alumno un camino gradual para la lectura placentera, así como para el desarrollo de su capacidad expresiva y comprensiva” (Aller y Romero, 1998). Por otra parte, la lectura del texto literario le permitirá utilizarlo como ejemplo para sus propias producciones y, de este modo, desarrollar su capacidad creativa. Las orientaciones didácticas específicas señalan la obra literaria como: Producto lingüístico; producto estético; y producción literaria (creación y recreación de textos literarios).

 

Asimismo ratifican una enseñanza activa y significativa de tal disciplina, distinguiendo entre información literaria -reducida a memorización de nombres, obras y fechas- y la formación literaria que se consigue mediante la lectura y todas las actividades de animación que conduzcan a ella: obras teatrales, recitación de poemas, creación de textos, ... La educación en tiempo libre se convierte en el medio idóneo para promocionar la afición a la lectura en su vertiente más lúdica.

 
 
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