INDICE
1.-
INTRODUCCIÓN.........................................................3
2.- FUNDAMENTACIÓN
TEÓRICA..............................4
3.-
CONTEXTO................................................................26
4.-
ANÁLISIS DE NECESIDADES................................39
5.- DISEÑO
DE PROGRAMAS......................................41
6.-
DESARROLLO DEL PROGRAMA.........................48
7.-
EVALUACIÓN DEL PROGRAMA.......................101
8.-
CONCLUSIONES.....................................................102
9.-
BIBLIOGRAFÍA.......................................................103
10.-
ANEXOS..................................................................104
1.-INTRODUCCIÓN A LA MEMORIA.
El tema elegido se denomina “Internet para adultos”
realizado en el “colegio de adultos” de San Juan de Aznalfarache.
Este pueblo está
a cuatro kilómetros y medio al suroeste de Sevilla. Cuenta con una población de
21000 habitantes y la mayoría de las personas se dedican a actividades
empresariales.
La razón de
haber elegido este centro se debe a que anteriormente realizamos otros
proyectos en él, obteniendo muy buenos resultados y experiencia, por lo que nos
apetecía volver a trabajar en él.
La elección del
tema se produce tras evaluar las necesidades de los alumnos/as, mediante un
cuestionario (ver anexo1) donde comprobamos que existía un gran interés por
parte de ellos a introducirse en el manejo de las nuevas tecnologías y
concretamente en el uso de Internet.
Tras observar estas necesidades vimos oportuno
llevar a cabo un programa sobre este tema pues lo consideramos algo muy útil y
necesario para la sociedad actual ya que se han producido fuertes cambios y
avances tecnológicos en esta, siendo necesario preparar a las personas en este
ámbito.
Este trabajo se
fundamenta en varios puntos clave:
-
Nuevas tecnologías aplicadas a la educación de adultos.
-
Conceptos generales sobre las nuevas tecnologías.
-
Ejemplos de programas sobre Internet llevados a cabo en
otros centros.
Una vez realizada la fundamentación teórica y la
evaluación de necesidades planteamos, en el diseño de programa, los objetivos
que pretendemos conseguir, los contenidos que vamos a trabajar para obtener los
objetivos propuestos, las actividades y metodología con la que lo vamos a
llevar a cabo y los recursos de los que disponemos.
En la aplicación
de dicho programa se utiliza un diario de campo donde se hacen anotaciones
sobre todo lo realizado en las distintas sesiones (ver anexo 2).
El último punto
que aparece en el diseño del programa, es la evaluación que será inicial,
continua y final.
2.- FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
2.1.- PSICOLOGÍA EVOLUTIVA
A) EL ESTUDIO DE LA PERSONALIDAD ADULTA
Factores socioculturales y maduración personal
La edad adulta está social y culturalmente marcada.
Muchos hallazgos de investigación y de los contenidos de los tratados de
psicología de la vida adulta son en extremos etnocéntricos, válidos, pues, para
la sociedad occidental y aun a veces solo para las capas más favorecidas de ella.
Justo como efecto de ello, e incluso en el seno de una misma cultura, la
vida adulta trae consigo mayor diferenciación interindividual, que se
incrementa con el paso del tiempo, o , mejor, con la acumulación de la
experiencia. El resultado es que la edad comporta un efecto progresivo de mayor
heterogeneidad entre las personas.
Temas y tareas del comportamiento adulto
Existe una morfología y topografía comportamental adulta con formas y
escenarios típicos de conducta en esa edad: en la familia, en las relaciones
afectivas elegidas, en el mundo del trabajo.
En esos ámbitos en gran medida nuevos para el joven adulto, aparecen las
demandas a las que ha de responder y hacer frente, adaptando unas líneas y
patrones de comportamiento que lo son también de personalidad.
Al ámbito del trabajo se le suele ver relacionado con el desarrollo
psicosocial de los adultos, mientras que el desarrollo de su personalidad se
hallaría más afectado por el devenir de sus relaciones sentimentales,
familiares, en suma, amorosas. El amor adquiere variadas facetas a lo largo de
la vida y en la edad adulta es, sin duda, una realidad compleja.
Con las áreas del trabajo y del amor, guarda relación un tercer espacio
en el que también se desenvuelve el comportamiento adulto: el del ocio. Este es
la principal prolongación de algo que desempeñó un papel decisivo en la
infancia: el juego.
Adaptación y calidad de vida
El gran tema y envite comportamental de todo adulto
es la adaptación y, en su caso, el afrontamiento del medio, de la realidad
circundante y de las adversidades que ésta trae consigo.
La adaptación es necesaria siempre ante situaciones nuevas; y se hace
tanto más decisivas cuanta más novedad haya en el entorno. Por ello, las
transiciones en los años intermedios y últimos de la vida adulta se han vuelto
más agudas como consecuencia de situaciones desconocidas.
Hay adultos que se adaptan a las circunstancias nuevas y que afrontan las
adversidades, los conflictos y problemas de manera positiva y constructiva; sin
embargo, otras personas en cambio ven su entorno como amenazador. En este
sentido, los hay que mantienen patrones de conducta impropios de sus años,
típicos más bien de edades anteriores. Es lo que se conoce como el caso del
“eterno adolescente”.
No existe, pues, algo así como un patrón típico de comportamiento adulto,
unos rasgos característicos de la personalidad adulta por contraposición a
otras edades. En la edad adulta se da psicológicamente de todo. En un enfoque a
la vez evolutivo y diferencial son pocos los rasgos que se puedan señalar en el
adulto: una cierta estabilización de la capacidad intelectual, una evolución
del estilo cognitivo hacia una mayor independencia de campo, reflexividad,
capacidad de análisis y escepticismo; y, en lo emocional, una mayor estabilidad
afectiva y estabilización de los estados de ánimo y de humor, sobre todo por
comparación con la adolescencia. El rasgo acaso más universal y sobresaliente
es la complejidad del comportamiento adulto, ya que esta complejidad es manifestada en una complejidad
comportamental, cognitiva y afectiva.
En los años adultos la adaptación viene a consistir, con más claridad que
en años anteriores, en emprender actividades que permitan alcanzar satisfacción
consigo mismo y en las relaciones con los demás.
Cambios, etapas, crisis
En la vida adulta no hay, ni de lejos, tanta
estabilidad como antes pudo creerse. Es una edad, también ella, de
transformaciones, aunque el cambio se hace más pausado, a ritmo menos rápido
que en la infancia o en la adolescencia.
Con el propósito de confirmar modelos no tanto evolutivos cuanto
diferenciales o estructurales de personalidad, los estudiosos y teóricos de los
rasgos, factores y dimensiones personales han tratado de mostrar su alta
estabilidad a lo largo de la vida. El modelo de diferencias en personalidad hoy
dominante es el de los “cinco grandes factores”. En él se considera que las
dimensiones básicas de la diversidad comportamental entre personas se reducen a
cinco, que se suelen denominarse: urgencia, amabilidad, meticulosidad,
estabilidad emocional e intelecto crítico.
En el marco de este modelo ha sido estudiada la evolución en los años
adultos con la conclusión general de que permanecen muy estables.
Desde luego, no hay una crisis única de madurez, de mitad de la vida, cualquiera
que sea la fecha en que se la coloque. En realidad, hay o puede haber más de
una, o también ninguna, ningún periodo por destacar frente a los demás como
singularmente crítico. No tanto a mitad o en el centro, cuanto en medio y a lo
largo del camino de la vida adulta pueden producirse crisis y en momentos
varios.
La madurez humana
La edad adulta ofrece un buen observatorio para
analizar dos temas evolutivos relacionados entre sí y que no son exclusivos de
ella: el curso de la existencia humana y la madurez de esta misma existencia
contemplada en su integridad.
Aunque la edad adulta es en algún sentido el canon evolutivo de una
especie, en psicología no hay en rigor algo así como un prototipo o modelo
normativo de desarrollo. Sin embargo, no ya en la ciencia, sino el sentido
común establece algunos juicios de valor. A partir de juicios de esa
naturaleza, universalmente compartidos, algunos psicólogos han tratado de
describir cómo en la vida adulta se dibujan perfiles de una madurez que vale
por vida apetecible.
La psicología del desarrollo ha sólido subrayar el itinerario deseable,
cuando no “normativo” o ideal, del devenir adulto. El enfoque de estadios,
desde luego, da a entender cuál es la dirección de un madurar adaptativo. Sin
necesidad de adoptar tal enfoque, la simple consideración del ciclo vital
tiende a esta elemental afirmación: el desarrollo es preferible al no
desarrollo. Así que cada modelo empírico y teórico lleva consigo siquiera de
manera implícita, cuando no explícita, una cierta idea de la acertada dirección
en le hacerse, comportase y ser adulto.
Como rasgos de la plenitud humana, de la personalidad sana y madura en la
edad adulta, pueden señalarse, en suma, la capacidad de comunicación, de amor,
de goce, de trabajo, la disposición activa y creativa, la elaboración de un
sentido de la propia identidad. En cuanto al estilo cognitivo y al pensamiento
postformal, caracteriza a las personas en la vida madura hacerse cargo de la
complejidad de la existencia humana, perder certidumbres, aunque no todas, ser
más perplejas y conscientes de la fragilidad del pensamiento y de las
concepciones del mundo con sus insolubles antinomias. No llegan a destruirse
las antiguas convicciones, juveniles y tal fogosas, pero quedan entre
paréntesis o alejadas en la ironía. Es el logro de una cierta “sabiduría de
vida”.
El curso de la vida adulta
El enfoque del ciclo vital se refiere
característicamente a las edades en cuanto a tales, a los procesos evolutivos y
de deterioro asociados a la edad o, más bien a la evolución biológica en cada
edad. Los patrones comportamentales de los adultos, se caracteriza por una
creciente diversidad, que corresponde a la variedad de los determinantes
socioculturales del comportamiento, pero también al discurrir individual de la
vida, de la experiencia, a los aprendizajes y acciones de una persona concreta.
El curso de la vida personal, englobado dentro del
ciclo vital humano, abarca un doble elemento:
1)
el curso de las experiencias y vivencias, de los
acontecimientos vitales que le han ocurrido a la persona, los hechos en que se
ha visto involucrada, las experiencias más significativas que ha vivido y que
le han dejado huellas de distinta naturaleza, orgánica, de aprendizaje y otras.
2)
el curso de al acción, la secuencia de las acciones de
la persona, de sus decisiones adoptadas y realizadas, de sus prácticas, de las
conductas suyas que contribuyeron a operar cambios en la realidad exterior o en
su propio organismo, en su personalidad. Insistir en el curso de la acción, y
no sólo de la vida o las vivencias, coloca el énfasis en lo que el individuo
adulto ha hecho y hace, y no sólo en los acontecimientos en los que se ha visto
inmerso.
La edad adulta, en conclusión, ha de verse como una
realidad no estática o inmóvil, sino en
devenir, con historia, cambios y también crisis, a menudo dependientes de
acontecimientos externos o ajenos a la acción del sujeto, pero una historia
que, entretanto y en medida creciente, ha sido hecha, fraguada por la propia
persona a través de sus acciones. En la vida adulta, en el curso de desarrollo,
aparece con entera claridad que, bajo condiciones normales, de no extrema
frustración externa, las personas son relativamente dueñas de su destino, de
sus circunstancias, aunque también están determinadas por éstas.
B) EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO
Ancianidad, vejez, senectud: todo significa lo
mismo, aunque sin duda con connotaciones diferentes, casi siempre indeseables.
Suele decirse ahora “tercera edad” y eso connota dos circunstancias: una es la
jubilación, el término del trabajo socialmente remunerado; otra es la
existencia de un sistema de pensiones, seguridad social y servicios sociales
que tratan de proteger a personas mayores y especialmente vulnerables,
necesitadas de apoyo. En ese sentido, la tercera edad es una realidad
psicosocial reciente.
Con la transición de la edad adulta a la tercera
edad, se ciernen sobre la persona algunas amenazas y no sólo circunstancias de
variada naturaleza: algunas de carácter biológico, otras de índole social,
típicas de edad, en parte comunes y en otra parte diferentes en las distintas
sociedades. En nuestra sociedad occidental consisten principalmente en la
jubilación y en otras circunstancias derivadas de ella: disminución de la
actividad y liberación de responsabilidades, pérdida de rol social asociado al
trabajo. En todas las sociedades, es la merma de energía física, con la
consiguiente reducción de autonomía, así como la desaparición de familiares y
otras personas significativas, y la conciencia cada vez más claras de la
proximidad de la muerte.
El mejor modo de desterrar los tópicos es resaltar
que tampoco la tercera edad tiene límites exactamente definidos y que se halla
en continuidad con la adultez intermedia y tardía. En realidad, es preferible
no hablar de ella como estado o edad, sino como proceso, como envejecimiento.
Este es un proceso con una base biológica y que comienza muy pronto en la vida,
que está en marcha al termino de la juventud y que en la vida adulta se combina
con procesos de maduración y desarrollo.
El envejecer va junto con la edad cronológica, pero
no coincide con ella, ni varía en conexión mecánica con ella. Una persona “de
edad” no es lo mismo que una persona “envejecida”. El sujeto que envejece
tiene, además de su edad cronológica, varias edades funcionales que
corresponden al estado y funcionamiento de sus distintos (sub)sistemas
biológicos y psicológicos.
Si alguna relación existe entre el proceso de
envejecimiento y el tiempo cronológico, esa relación parece darse no tanto con
el tiempo transcurrido desde el nacimiento, con la edad cronológica, cuanto con
el tiempo que todavía resta de vida hasta el momento de la muerte.
Las diferencias principales respecto a la edad
adulta seguramente residen en los estados de ánimo prevalecientes.
La cuestión, no es sólo cómo envejecen las persona,
sino cómo podrían envejecer mejor. Y las reglas de la calidad en ello son las
mismas que en el buen madurar. Quien no ha sabido adaptarse y manejar la
adversidad en los años anteriores, tampoco va a hacerlo ahora. Envejecen mejor
quienes han tenido que luchar por obtener y mantener un lugar bajo el sol.
Mantenerse activo, aunque sea en actividades de ocio, parece ser la mejor
receta para envejecer.
Con la mayor edad se adquiere o más bien se agudiza
la conciencia del fin próximo. Esta conciencia puede vivenciarse de modos
diferentes: con rebeldía o con serenidad. Toda la gama de sentimientos humanos
es posible ante la muerte, excepto la alegría.
2.2.- MODELOS DE ORIENTACIÓN
A) MODELO DE SERVICIOS
Tiene una serie de aspectos diferenciales:
-
Tiene un carácter público y social.
-
Se centran en las necesidades del alumno con
dificultades y de riesgo.
-
Actúan sobre el problema y no sobre el contexto que lo
genera.
-
Suelen estar ubicados, los agentes, fuera de los
centros educativos.
-
Su implantación es zonal y sectorial.
-
Actúan por funciones, no por objetivos.
Existen una serie de ventajas:
-
Facilitan información a los agentes educativos.
-
Favorecen la distribución y ajuste de los alumnos.
-
Colaboran con el tutor/ profesores y padres.
-
Conectan al centro con el resto de servicios de la
comunidad.
Pero también existen una serie de dificultades o limitaciones:
-
La poca conexión con la institución educativa.
-
La ausencia de una contextualización de los problemas y
de sus intervenciones.
-
Sus funciones vienen marcadas.
-
Su adecuación a los centros no es racional.
-
Su enfoque es remedial y terapéutico.
-
Se dispone de poco tiempo para asesorar y formar al
profesor- tutor.
-
Su horario no les permite afrontar el trabajo con los
padres y la comunidad.
-
Escasez de recursos humanos para afrontar las
funciones.
B) MODELO DE SERVICIOS PERO ACTUANDO POR
PROGRAMAS
-
Se tiene en cuenta un análisis del contexto y de
necesidades.
-
Los objetivos se estructuran a lo largo de un continuo.
-
Planteamiento más de tipo preventivo y de desarrollo.
-
La unidad de intervención es el grupo- clase y va
dirigido a todos los alumnos.
-
Servicios centrados en el especialista como agente
dinamizador y de apoyo a la atención tutorial y a la formación del profesor-
tutor.
Ventajas
-
Un mayor conocimiento de las necesidades orientadoras
del centro.
-
Funcionamiento por programas.
-
El orientador como asesor y formador del tutor.
-
Profesor- tutor responsable de la tarea orientadora de
su grupo- clase.
-
Se supera la intervención orientadora como un hecho
puntual.
-
Concepción de la orientación como proceso educativo, no
como detalles aislados.
-
Se cuenta con el Departamento de Orientación como
soporte técnico.
Limitaciones
-
Se impone una reestructuración de las funciones de los
servicios.
-
La voluntad de renunciar a ciertos comportamientos del
enfoque de servicios.
-
Cambio de concepción de adecuación y de actitud a
trabajar por programas de forma progresiva y escalonada.
C) MODELO DE CONSULTA
En el modelo de consulta existe una relación triádica de la consulta
según Van Hose (1973):
SI QUIERES EL
DOCUMENTO COMPLETO, PÍDAMELO ENVIANDO FORMULARIO PINCHANDO AQUI:
No hay comentarios:
Publicar un comentario